martes, 15 de septiembre de 2009

La muerte del padre


A Patrick Swayze siempre le recordaré en el papel de Darrel Curtis, como hermano mayor responsable un hatajo de mocosos -el famoso "brat-pack"- que trataban de sobrevivir en los suburbios norteamericanos. En aquel Rebeldes de Coppola estaban nada menos que Tom Cruise, Matt Dillon, Emilio Estévez, Ralph Macchio, C. Thomas Howell, Rob Lowe, e incluso, en un papel más secundario, el entonces ídolo de jovencitas Leif Garrett. Patrick Swayze tenía ya 30 años cuando la protagonizó, haciendo gala de un gran físico y de mantener la cabeza centrada y en su sitio dentro de la rebeldía imperante. Tras desaprovechar su talento en olvidables productos televisivos y en otras cintas junto a sus "compañeros de generación" -aunque de mayoría de ellos les separaba más de una década- como Amanecer rojo o Youngblood, Swayze se hizo enormemente popular gracias a la serie Norte y Sur, donde interpretaba al soldado Orry Main. La fama obtenida con ella le catapultó de nuevo al cine para encarnar al Johnny Castle de Dirty Dancing, donde pudo hacer valer sus dotes de bailarín, profesión a la que se había dedicado creando su propia escuela. Tras varios años sin saber asimilar su triunfo, a Swayze le llegó la reválida con Ghost, considerada por muchos como una pequeña joya del neoromanticismo cinematográfico. En ella pudimos ver a un Swayze más adulto, con un mayor dominio de los recursos dramáticos, tarea que siguió matizando en la fallida La ciudad de la alegría. Sin embargo, ésta no le duró mucho al actor, que comenzó a aceptar papeles sin ton ni son, aunque su imagen de icono romántico -tipo la posterior Tres deseos- se fuera al garete en papeles de asesino, cómico sin ninguna gracia o travesti -A Wong Foo, Gracias por todo, Julie Newmar-.

De aquí hasta el final de sus días, mermado por un irrefrenable cáncer de páncreas, Swayze se refugió en la televisión o en más que olvidables productos de serie b destinados genéticamente al fracaso. Fue uno de esos actores a los que la fama le llegó tarde y no supo administrarla. Con su muerte los chicos del brat-pack -algunos hoy desaparecidos del mapa- han perdido a su padre putativo, aquel que siempre sabía lo que hacer ante un problema. Descanse en paz.

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