martes, 20 de abril de 2010

Wonderful Burton


En los últimos meses me he reconciliado con el cine en su hábitat natural, es decir, la sala de proyecciones, pero hasta el domingo por la tarde ninguna película me había llamado excesivamente la atención como para dedicarle unas líneas. Si mi memoria no falla, vi por este orden el musical Nine -con un Daniel Day-Lewis (¡quién lo ha visto y quién lo ve!) cansado de su propio personaje, y un director, Garry Marshall, que lo hizo mucho mejor en Chicago-, Millenium 3 -sin duda, la más floja de las adaptaciones de la trilogía-, Un hombre soltero -interesante pero lenta traslación a la pantalla de una novela de Isherwood-, Invictus -buen trabajo de Clint Eastwood, pero sin la fuerza de anteriores películas suyas- y alguna que incluso he olvidado, así que no debió dejarme mucha huella. Sin embargo, el fascinante ejercicio visual que ha logrado Tim Burton con su revisión del clásico de Lewis Carroll merece que se le perdonen errores anteriores -Charlie, Sweeney Todd o El planeta de los simios- y se recuerden sus tiempos dorados de Pesadilla antes de Navidad o Eduardo Manostijeras. El hábil e inteligente guión urdido por Linda Woolverton a partir de las dos novelas de Carroll -Alicia en el país de las maravillas y Alicia a través del espejo- le pone en bandeja a Burton la oportunidad de desmelenarse haciendo alarde de su habitual imaginería visual, con detalles continuos que aconsejan un segundo visionado, efectos especiales brillantes y un ritmo narrativo envidiable acomodado al punto de vista del personaje principal. Los actores también brillan a gran altura, sin excederse en sus funciones como podía esperarse de Johnny Depp. Aquí me gustaría resaltar el papel del nunca suficientemente apreciado Crispin Glover -sí, el padre de Michael J. Fox en Regreso al futuro- y la excelente composición de Helena Bonham-Carter en el papel de la Reina de Corazones. Pura poesía, en suma.

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