miércoles, 1 de diciembre de 2010

De los otros mundos


Tras la lectura de las primeras líneas casi lo podía vaticinar, y la impresión final ha confirmado las expectativas: estamos ante uno de los debut literarios más interesantes de los últimos años. Oscilando entre el microrrelato de apenas cinco líneas y el cuento cercano a las treinta páginas, la gaditana Pilar Vera, conocida hasta ahora por su faceta de periodista cultural y su estimulante web, nos propone un apasionante viaje hacia universos enrarecidos, donde lo extraordinario se acaba imponiendo a la prosaica realidad. Poseedora de un estilo rico en imágenes sugerentes y de una plasticidad poco común, la joven autora -a la que intuimos leída y seguramente apasionada de la literatura gótica y de terror del siglo XIX- nos sumerge en historias fascinantes protagonizadas por seres de otra dimensión o habitantes, ya por derecho propio, del imaginario colectivo fantástico, caso de las sirenas, los vampiros, el demonio, los duendes o los fantasmas. ¿Qué hay de nuevo, por tanto, en este reencuentro con el reverso mágico? Quizá una mirada fresca que no puede evitar sentirse enamorada de sus criaturas y que nos sumerge en sus peripecias con el cariño de una madre a sus hijos diferentes y descarriados: me viene a la mente aquella fotografía de Tod Browning rodeado de sus freaks en un descanso del rodaje de La parada de los monstruos.
Cámara oscura es un hermoso y siniestro -pero lo siniestro es bello cuando hay voluntad por ambas partes, autor y lector- catálogo de perversiones y rarezas: un farero que tiene encerrada en una urna a una sirena, un médico vampiro que trata de ocultar su condición, un duende que se le aparece a un anciano para llevarle con él, un íncubo excelentemente dotado que hace las delicias de una cuarentona, un diablo amargado que no puede cumplir su trabajo, una nueva versión de la Alicia de Lewis Carroll, una princesa que trata de mantener el orden establecido en su cuento... Historias todas ellas donde nada acaba siendo lo que parece y que Pilar Vera mima apelando a un lenguaje muy cuidado repleto de destellos estilísticos. Confiemos en que pronto nos sorprenda de nuevo.

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