miércoles, 23 de enero de 2013

Levedad

¿Quién eres tú? ¿Quién soy yo? ¿Somos los que fuimos o los que seremos? En una presentación reciente, y con su claridad y elocuencia habituales, Luis García Montero dijo que somos una permanente conversación con nosotros mismos y con la realidad circundante. Lejos del imperativo "yo soy", surgen las dudas ya que nuestra identidad fluctúa con el tiempo, enriqueciéndose con las emociones, los sentimientos y, por supuesto, los pensamientos. A veces somos extraños para nosotros mismos y el espejo nos lo confirma, un símbolo, como el de la niebla, al que Felipe Benítez Reyes recurre en su último poemario para definir nuestra volubilidad. Congruente con toda su obra anterior, el roteño indaga y reflexiona sobre esenciales cuestiones metafísicas, compartiendo con el lector su desconcierto ante la fugacidad y levedad del ser (o no ser).
Felipe divide sus Identidades (Visor, 2013) en tres bloques, uno primero, titulado "Los protocolos inversos"- algo más abstracto, en el que se introduce de lleno en la tesis propuesta, logrando algunos poemas sublimes, como el de apertura -Inacción de gracias- o el titulado Son de insomnio, en el que recurre a la canción, casi a la nana infantil, para conseguir el efecto deseado; el segundo, "Actualidades y símbolos al paso", parece concebido más como un cajón de sastre en el que tienen cabida las estampas de viajes, los homenajes literarios -magnífico el de la Lisboa de Pessoa- y también, algo poco habitual en la poesía de Benítez Reyes, sí más en sus irónicos artículos, varios poemas sobre la actualidad, como los dedicados al dinero y la crisis, a la familia real y al naufragio de una patera. Por último, el tercero, "Entre sombras y bosquejos", nos recuerda más al tono de su emblemático El equipaje abierto, derivando hacia la nostalgia por el pasado -conmovedor el titulado Atlas geográfico universal, 1972- y a la incertidumbre sobre lo que nos espera, actuando a modo de resumen del tema abordado, y que encuentra su expresión mayor en el poema que da título al libro y en versos tan definitivos como éste: "Eres ese temblor que va contigo / Eres el mismo, en fin, que nunca fuiste". Las identidades no serán una muesca más en la trayectoria poética de Felipe, sino una especie de súmmum o tótem literario, a partir del cual, y como se ha encargado de repetir el autor en conferencias y entrevistas, habrá que crear algo distinto, un paisaje nuevo como el que contemplaremos mañana, esta noche, ahora mismo.

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